domingo, agosto 13, 2006

Patricio Patrickson

Termino el mes de Julio con sorpresas y continua Agosto brindándonos una muy buena compañía, Iquique tierra noble y de buenas letras nos regalo un buen Ingeniero civil, que con el paso de los años nos ha entregado más letras que números, tenemos el agrado de tener nuevamente participando activamente a Patricio Patrickson.

Algunas obras de reciente creación:

JINETE

Si yo, montado en un caballo

Estuviese siempre galopando…

Bajo cielo de estrellas apagadas

Cortando el aire que respiras

Firme las riendas

Calzado los estribos.

Si yo, montado sobre bestia veloz

Huyendo de tu mirada

Llegase donde agoniza el sol

Y muere la luz…

Sé que buscaría revivir

De entre las cenizas de mi alma

Aquel futuro que fue.

Si yo, jinete triste

Estuviese siempre huyendo

Lejos, muy lejos…

Cortando el aire que respiras

Perseguido por tu recuerdo

Dejando atrás la vida.

Si yo, jinete imaginario

En galope infinito hacia

Olvido disolvente.

Sin esperanza

Por siempre extraviado

En vacío acuoso

Las riendas caídas

Cortado los estribos

El caballo,

Sin cuello ni cabeza.

Yo,

Sin poder olvidarte.

HIJO DE LA LLUVIA

I.

Llueve, llueve y sigue lloviendo.

Siempre está lloviendo

En el país de lluvia.

Lágrimas de lluvia sazonada,

de muchachas que escuchan,

promesas de amor eterno.

Lágrimas de lluvia amarga,

cuando este muere.

Si la tempestad

sonroja la lluvia con olor a sexo,

la gente en sus casas,

engendra hijos de lluvia.

II.

La mujer oye llover desde su cama.

Como caracoles de vidrio empañado

Gotas de agua la observan.

¿Por qué la ignora la lluvia,

si hasta fecunda el cementerio,

donde nacen flores

que hablan de vida?

III.

El hombre desvela,

la mujer duerme.

Tímido, aspira su aliento.

La lluvia arrecia.

Quiere escuchar.

Los murmullos

del reencuentro.

OLVIDO

Quiero olvidar, olvidar

lo que quise ser y no fui

lo que soy y quizá seré.

Olvidar que olvidé a Dios

que me olvidó

Antes de yo olvidarlo

Que fui olvidado

en vida, antes de morir

Muerte y olvido

¿cuál va primero?

¿O son hermanas gemelas?

¿O es muerte y es olvido?

PAÍS DE LLUVIA

Llueve, llueve

Lluvia triste.

Siempre está lloviendo

En el país de lluvia.

Lluvia que pinta las casas

Con manchas de musgo verde

Y se huele en la ropa.

Lluvia fría y disolvente

Que desnuda los huesos

De muertos olvidados.

¿Escuchas como llueve?

Parece llanto triste

Sin consuelo alguno.

Una noche de oscura lluvia

Junto a brasas confidentes

Supe de aquéllas vírgenes

Que perdieron sus amantes

En un día de lluvia.

Renato Irarrázaval

Recientemente tuvimos la grata presencia en nuestra reunión semanal de un gran poeta Chileno, Renato Irarrázaval.

Renato comnenzo a publicar en el 1964, su primer libro se tituló “Retorno a lo simple”, en el año 1970 continuo con “Veinticuatro poemas”.

Nacido en Viña de Mar en 1937 y titulado de periodista en la Universidad Catolica, viajo a España becado por el Instituto de Cultura Hispanica (1966), de regreso a Chile junto a Roberto Escobar editan el primer catalogo de Música Comtemporanea desde 1990 a 1968, que publicó la Biblioteca Nacional.

Entre los años 1970 y 1980 se publicaron “Despierto en el sueño” y “Por la cerradura del espejo”.

Durante el año 1983 la obra “Interrogo al Olvido” fue premiado con el galardon “Premio Municipal de Literatura”, le siguieron “Sola sombra transformada” (1985), “60 poemas” (1988), “ Otras guerras y deleites” (1989) “El tiempo nunca estuvo” (1992), “El ojal del corazón (1994), “Más allá del ojo (1997), “El espejo de la sombra” (1998), hoy disfruta preparando su nueva obra que vera la luz a los albores del nuevo año.


Parte de la obra “El espejo de la sombra”


Nuestro Instante

Sueño de la nada entre los dedos.

Desasida la luz en el instante supremo,

me devuelve tu mirada en ese dolor predilecto.

Empleo el rito que aprendimos

a leer en el vacio.


Insomnio

Mis espaldas conocieron muchas noches

se perdieron en nieblas y pesados miedos

El arrabal abrió su abismo

con ronco crepitar y espeso aliento.

Sin congregar la piadosa agonía,

la protección de la brisa

o el áspero bienestar encarcelado

En la vastedad del corazón herido,

la nocturna embriaguez de algún apego.

La espera hila la mirada en el insomnio

que arrebata al suelo su vacío.


Epitafio

En al tierra se ha dormido la semilla

de ala grávida abre esa piel suave

y e l musgo va creciendo en la cintura.

La eternidad va tendiendo lo umbrales.

No hay espacio

para mi propia oscuridad arrodillada.